El Toro de la Virgen del Carmen en la Antropología.

17/7/24
Texto: Francisco Campuzano Izquierdo
Fotografías: Mario Sánchez Román (195?)

Autores y literatura antropológica.

El estudio del Toro de Cuerda de Grazalema presenta la ventaja de haber sido objeto de atención desde la antropología en distintos momentos. Contamos con una significativa literatura sobre la fiesta, pues fue tratada por Pitt-Rivers en su monografía “The people of the Sierra”, donde la describe de forma somera.

En Grazalema, Julian Pitt-Rivers realizó el primer estudio de antropología social de un pueblo español y uno de los primeros estudios de este tipo en Europa. Su resultado, “The people of the Sierra”, publicado en 1954, es considerado un clásico de la antropología (1). Surge en un momento en el que la antropología social británica dirige su mirada desde los pueblos primitivos hacia las comunidades más próximas culturalmente. Muchos de los temas tratados por Pitt-Rivers en la monografía sobre Grazalema: honor, vergüenza, masculinidad, secreto, conflicto entre el estado y lo local, amistad y compadrazgo, gracia, etc., serán elementos fundamentales para la constitución de la que se daría en llamar antropología del mediterráneo.

Disponemos de otra aproximación, la del antropólogo ceutí Ginés Serrán Pagán. Su obra Cultura e historia de Grazalema. Replanteamiento de la antropología en un pueblo andaluz, publicada en 1984, es, en buena medida, como indica su subtítulo, una réplica, por lo general bien fundada -en algunos casos virulenta-, a la monografía de Pitt-Rivers. Aporta interesantes y pertinentes datos históricos que Pitt-Rivers había pasado por alto. Sin embargo, su contribución no es tan rica en lo que respecta a la compresión del pueblo, de sus formas de vida, de sus costumbres, de sus valores y culturas. Es, por tanto, un interesante y necesario contrapunto historiográfico a la obra, esclarecedora, de Pitt-Rivers sobre la cultura de Grazalema.

Con anterioridad al libro mencionado, Serrán Pagán había publicado dos artículos en los que se contienen las principales ideas vertidas posteriormente en la monografía: uno sobre la historia del pueblo y otro específico sobre el Toro de cuerda. Éste último incluye datos históricos de interés para conocer el pasado de la fiesta que, al parecer, fue cristianizada por los monjes carmelitas descalzos en el siglo XVIII.

Posteriormente publicó un nuevo libro: Pamplona Grazalema: de la plaza pública a la plaza de toros, en el que realiza una sugerente comparación entre las dos modalidades de encierro. Grazalema representaría un momento anterior, más puro, de las primitivas fiestas de toros que irían evolucionando de un carácter abierto y popular, espontáneo, a otro cerrado, profesionalizado, mercantilizado y reglamentado.

La importancia de estos dos autores en el estudio de las fiestas de toros, se pone de manifiesto en la valoración que de ellas hace Manuel Delgado Ruiz, en su brillante obra De la muerte de un Dios. La fiesta de los toros en el universo simbólico popular publicada en 1986. De la contribución de Pitt-Rivers dice que se trata de “una de las escasas interpretaciones propiamente antropológicas con que cuentan las corridas de toros españolas”. El estudio de Serrán Pagán sobre Pamplona y Grazalema lo considera, por su parte, un “estupendo trabajo”.

Hombres corriendo el toro por la calle Agua en dirección a La Alameda

Bibliografía


Delgado Ruíz, Manuel. (1986). De la muerte de un Dios. La fiesta de los toros en el universo simbólico de la cultura popular. Nexos. 

Serrán Pagán

En 2002, Serrán Pagán publicó una nueva obra titulada: El toro de Grazalema. La fiesta de toros más antigua de España. El libro aporta pocas novedades al conocimiento de la fiesta. En su mayor parte se reproducen, con ligeras variaciones, a fragmentos de las anteriores obras del autor. Lo nuevo se circunscribe a la poco científica idea de que el toro de Grazalema es “probablemente” el más antiguo de España y a un capítulo dedicado al toro de cuerda de Grazalema en la actualidad.

Por lo que respecta a la antigüedad a que se refiere el sorprendente subtítulo de la obra, Serrán Pagán se apoya en la existencia de pinturas prehistóricas de bóvidos en algunas cuevas de la comarca, vagas citas a autores griegos y romanos, y al hallazgo en Grazalema de algún resto arqueológico en la época romana.

En sus obras anteriores Serrán constataba la existencia de la fiesta al menos desde el siglo XVIII, basándose en documentos históricos de los monjes carmelitas y apuntaba que “probablemente se celebrase antes”, en la etapa musulmana. Ahora pretende establecer una continuidad milenaria en la fiesta del toro de Grazalema que, a nuestro juicio, es difícil de demostrar. En particular, nada dice Serrán sobre datos que prueben su existencia durante la época musulmana. Hay que tener en cuenta que estas tierras fueron conquistadas y posteriormente repobladas en varias ocasiones por los cristianos. Más probable parece que las fiestas y ritos taurinos fueran introducidos por los repobladores cristianos. En definitiva, la teoría de las supervivencias, cuando se aplica una fiesta concreta, como la de Grazalema, debe apoyarse en modelos de difusión más complejos, no lineales, que tengan en cuenta, por ejemplo, el posible papel que pudieran haber jugado las propias órdenes religiosas en la propagación de estas fiestas. Ello no niega la existencia de substratos culturales ligados al toro, en la península ibérica y todo el Mediterráneo y en particular en una zona, la parte más occidental de las sierras subbéticas, que por su inseguridad fronteriza fue durante siglos tierra de aprovechamiento principalmente ganadero. En cualquier caso, tenemos abundantes pruebas de la celebración de toros ensogados desde el s. XII, en varias ciudades y villas cristianas, que por sus características podemos emparentar estrechamente, sin ninguna duda, con los actuales, y que podrían reclamar, con mayor propiedad, el título de fiesta de toros más antigua de España.

En cuanto al segundo aspecto nuevo del libro, sobre la fiesta del toro en la actualidad, en su mayor parte coincide, pese a que no es citada, con la que, sobre el mismo tema, contenía el documento que la Peña Lunes del Toro de Grazalema envió al I Congreso Nacional de Toros de Cuerda celebrado en 2002 en Chiva (Valencia) y que se incorporó parcialmente al libro “El Toro de Cuerda en España”, editado en 2002 por el Ayuntamiento de Chiva.

Por otra parte, el libro de Serrán recoge un gran número de fotografías sobre la fiesta del toro de cuerda de Grazalema, la mayoría cedidas por personas del pueblo, todas en blanco y negro y con copiosos pies de página en los que figuran los nombres de las personas que destacan en las fotos.

Una aportación interesante es la larga cita que realiza de la novela “La Forastera”, que escribió a fines del s.XIX un maestro que trabajó en Grazalema y en la que se relatan de forma novelada escenas del toro. Otro elemento nuevo es la breve descripción de otros toros de cuerda próximos, Benaocaz y Benamahoma, que no aparecían en sus obras anteriores.

Hombres corriendo el toro por la actual calle José Maria Jiménez.

Bibliografía


Serrán Pagán, Ginés. Demófilo. Revista de Cultura Tradicional de Andalucía. Nº 33-34. Páginas 65-84. Resumen de conferencia pronunciada en 1998 en la asociación Almenara, Barcelona. 

______ (1977) “El ritual del toro en España” en Revista de Estudios Sociales. Nº20. Páginas 87-99.
______ (1979). “El toro de la Virgen y la industria textil de Grazalema. Transformación económica y cambios en el mundo simbólico de un pueblo andaluz” en Revista Española de Investigaciones Sociológicas. Nº5. Páginas 119-135.
______ (1980a) “El lobo y las ovejas de Grazalema. Industrialización en el norte de España y decadencia económica en la Andalucía rural” en Ethnica. Nº16. Páginas 7-16.
______ (1980b) “La fábula de Alcalá y la realidad histórica en Grazalema. Replanteamiento del primer estudio de antropología social en España”, en Revista Española de Investigaciones Sociológicas. Nº 9. Páginas: 81-115.
______ (1981) Pamplona-Grazalema. De la plaza pública a la plaza de toros. I.E.N. Barcelona.
______ (1984) Cultura e historia de Grazalema. Replanteamiento de la Antropología en un pueblo andaluz. Editorial Confederación de Cajas de Ahorros. Málaga.
______ (2002) El toro de Grazalema. La fiesta de toros más antigua de España. Editorial Pueblos Blancos.
Gallardo Lobato, Juan, (1894). La Forastera, Jerez.

Romero de Solís y Rodríguez Becerra

Otros autores han señalado el carácter originario del toro ensogado o enmaromado como una de las formas primeras de juego con los toros. Este es el caso de Pedro Romero de Solís y Salvador Rodríguez Becerra que, en el número monográfico que dedicó la revista Demófilo en 1998 a las fiestas populares de toros, analizan y describen el toro de cuerda de Grazalema dentro de un análisis más amplio sobre estas fiestas.

Esta publicación es el intento más serio e importante que se ha hecho por estudiar estas fiestas en Andalucía. En ella encontramos también un artículo de Pitt-Rivers en el que analiza específicamente la fiesta del Toro de Cuerda de Grazalema. En él desarrolla su tesis sobre el carácter religioso-popular, asociado a la fertilidad y la masculinidad, de las fiestas de toros populares. Describe la fiesta y analiza algunos cambios recientes como la incorporación de las mujeres.

Bibliografía


Rodríguez Becerra, Salvador. (1998) “Poder y fiestas populares de toros en Andalucía” en Demófilo, Revista de Cultura Tradicional de Andalucía. Nº 25. Fundación Machado.

Romero de Solís, Pedro. (1998) “Las fiestas populares de toros en Andalucía. Definición, tipología y catálogo”, en Demófilo, Revista de Cultura Tradicional de Andalucía. Nº 25. Fundación Machado.

Pitt-Rivers

En su libro People of the Sierra, Pitt-Rivers dedica una atención secundaria a la fiesta del Toro de Cuerda. No obstante, la describe, y en todas las ediciones del libro, incluida la primera, aparece una reproducción de una foto del Toro de Cuerda, es decir, considera su celebración como algo significativo del pueblo, al menos como icono. Señala que este tipo de fiestas constituyen una reivindicación ritual de la masculinidad y son escenario de las rivalidades entre barrios y pueblos. En el Capítulo 3, Ocupación y riqueza: 1. Agricultura. p. 70, se refiere al carácter autóctono y “semibravo” del ganado y cómo se destina a carne o se reservan para los juegos del toro en los pueblos de la zona.

La descripción de la fiesta se realiza en el Capítulo 5, Estatus y Edad, al hablar de la ausencia de segmentación y de grupos de exclusividad en la comunidad -uno de los argumentos centrales del libro es la existencia de un sentimiento de igualdad y unidad dentro del pueblo- , señalando que, con ocasión de la celebración del Toro de Cuerda tiene lugar la única división interna de importancia:

Hay una única excepción. Un día al año, el pueblo se divide – geográficamente- en parte superior y parte inferior de la población. Es el lunes de Nuestra Señora del Carmen, en el que se celebra un festejo taurino. Se suelta a un toro por las calles con una soga atada a los cuernos y los jóvenes del pueblo corren delante de él mostrando su valentía. Un grupo de jóvenes se aferra al extremo de la cuerda fijándola a los barrotes de las rejas de las ventanas, de forma que cuando se vuelve el toro y les embiste, ellos vuelan dentro de la casa o se sujetan decididamente a los cuernos. Existe una rivalidad tradicional entre los jóvenes de las dos mitades de la población, lo que se demuestra a través de los esfuerzos de cada facción por llevar al toro a su parte y mantenerla en ella el mayor tiempo posible. Las dos facciones son llamadas “jopones” y “jopiches”, el aumentativo y el diminutivo de la palabra jopo (cola o pene). Los “jopones” son de la parte superior y se vanaglorian de ser más duros que los “jopiches”, quizá a causa del mayor número de pastores entre ellos, que se suponen más rudos que el resto, o quizá a causa de que la mayoría de los señoritos viven en la parte de debajo de la población. La distinción no corresponde a una división clara. Porque, aunque se da la implicación de que en otro tiempo se basaba en la rivalidad entre el barrio rico y el barrio pobre –y en el centro del barrio pobre estaba la asamblea, tradicional lugar de reunión de los trabajadores- , la rivalidad misma implica una relación de igualdad, y un relato escrito de la fiesta a fines del siglo pasado indica que la diferencia en riqueza entre los dos barrios no era importante. Una vez extendido el antagonismo entre los dos barrios podría suponerse que la lucha por la posesión del toro se habría intensificado durante el período en el que el sentimiento de antagonismo fue más violento. Tales cosas se dicen hoy para describir a una persona de un barrio o de otro, pero salvo entre los niños, la rivalidad no existe. El pueblo es mucho más pequeño de lo que era anteriormente y el antagonismo nunca ha sido tan serio como el que se da entre pueblos distintos”

La ligazón de las fiestas de toros al conflicto, en este caso entre pueblos, aparece ya en el capítulo primero El Pueblo: 1. Los límites de la comunidad (p. 47):

La fiesta del santo patrón es el día en el que tradicionalmente se expresan las hostilidades entre los pueblos. El día de la fiesta de Zahara se da por supuesto que los mozos han de luchar con los de Algodonales. Y, se dice, que en la fiesta de Benaocaz, los mozos se suben a la colina y tiran piedras a los de Ubrique que acuden en tan señalada ocasión. Otra historia narra que éstos últimos intentaron llevarse por pies la imagen de San Martín durante una ceremonia al aire libre y, como fracasaron en el intento, sólo lograron robar el toro de la fiesta (se ata una soga en los cuernos del animal y, tirando de ella, es arrastrado por las calles). Llegaron con él hasta medio camino de Ubrique, y los mozos de Benaocaz, antes de sufrir tal afrenta, le acuchillaron con una espada en el límite del mismo territorio. Una cabeza de toro pintada sobre una roca conmemora el acontecimiento.”

Tenemos, por tanto, que unos jóvenes muestran su valentía corriendo delante del toro. Lo sueltan, pero lo llevan atado. Lo provocan para luego escapar. Existen rivalidades. Hay unas ocasiones especiales para la hostilidad: las fiestas de cada pueblo. Los niños preparan emboscadas y se lanzan piedras. Se habla de intentos de unos por apropiarse del toro de otros, de acercarlo a su territorio, de privar a los otros de él. Los jóvenes de un pueblo, o de un barrio, intentan raptar al toro. También se habla de raptos de imágenes.

Puede darse el caso inverso. Se lleva la imagen o el toro propio a territorio rival. Se irrita al rival, se le provoca. Se le quiere medir. Se le quiere mostrar que no se le teme.

Además de esta visión conflictual, el toro como símbolo de masculinidad es tratado por Pitt Rivers en el Capítulo 6. Los sexos: 1. El noviazgo. Los valores del hombre. Pp. 118-119).

Sinteticemos: La masculinidad es la ausencia de temor. Es la disposición a defender el honor de uno y de su familia. Como en los animales, la bravura está estrechamente vinculada al cuerpo; a una parte del cuerpo. El capón pierde su bravura. La corrida de toros es una reivindicación ritual de la masculinidad. Su esencia es que la bravura se traspase al matador. Por eso el toro manso es rechazado.

Así visto, las fiestas de toros serían un proceso por el cual la bravura del toro pasa al hombre. Indirectamente, cuando hay un matador profesional, o directamente cuando se toca el toro, cuando se le está próximo, en las fiestas populares. El toro, vencido, agotado, manso, ha perdido su bravura, que ha pasado al hombre. La fiera se ha civilizado. Esta interpretación podría explicar el empeño de los mozos por palpar al toro. Sin embargo, la explicación adolece, desde mi punto de vista, de una cierta rigidez y simplicidad.

Las fiestas populares de toros también se han interpretado como “ritos de paso” mediante los cuales los jóvenes pueden mostrar su valor. Sin embargo, este carácter no agota en modo alguno la fiesta.

Para Pitt-Rivers los ritos del toro suponen una reivindicación de la hombría. A través del sacrificio del animal más viril, el toro, los participantes pueden recuperar las fuerzas instintuales de las que su condición de civilizados les ha separado (1984: 245-249 y 2002ª: 233). En la corrida, el torero aparece revestido inicialmente de rasgos feminoides (gracia, delicadeza) mientras que el toro, con su vigor sexual, representa el polo masculino. En el transcurso de la corrida las posiciones se invierten. El toro se feminiza y civiliza, mientras que el torero, que vence, absorbe su poder sexual.

En un sentido parecido, aunque relativizando la idea de la inversión sexual entre toro y torero, se expresa Serrán Pagán, al afirmar que al correr los toros, sometiéndolos, el hombre confirma su virilidad (valor, animalidad) y superioridad (inteligencia) (Serrán Pagán, 1981: 35-36).

Posteriormente, Pitt-Rivers desarrolla una particular visión del concepto de rito, que consideramos de gran importancia para comprender los ritos taurinos y los ritos en general.

Así, para Pitt-Rivers habría que entender los ritos no a través de sus palabras sino a través de lo que se vive en sus acciones. Debe prestarse atención a lo que el rito hace, no a lo que el rito dice: «lo que significa sin decir nada» (2002ª: 211). Esta original concepción del rito es la que le permite llegar, después, a la noción de «contra-rito». El contra-rito es la inversión de otro rito («la esencia misma de un contra-rito es la inversión» (2002b: 311)); un rito que permite conjurar el efecto de otro rito: «como si fuera deshacer un hechizo, anular lo que el rito ha establecido» (2002b: 311).

El concepto de contra-rito es aplicado por Pitt-Rivers a los ritos taurinos: «Se puede decir que todos los sacrificios taurinos son contra-ritos» (2002b:314). En ellos, el rito de la muerte del toro se opone al rito de la muerte del cordero. La muerte del toro simbolizaría la reivindicación de los valores opuestos a la sumisión y la caridad cristianas: «Es, por tanto, un ritual de «desconsagración» colectiva. » (2002b: 311).

No obstante, Pitt-Rivers termina concluyendo que el contra-rito tiene como objeto, al igual que el rito, la restauración del orden social y el retorno de la autoridad (2002b: 314).

Hombres esperando al toro en La Alameda o subidos a las rejas, mujeres y niños en los balcones.
Hombres y muchachos corriendo cuando el toro asoma, guiado por los maromeros, entre el ayuntamiento y la que sería sede de Unicaja.
Gritan: Ahora! ahora! 

Bibliografía


Pitt-Rivers, Julian Alfred. (1984). “De lumière et de Lunes. Analyse de deux vêtements andalous de connotation festive”, en L’etnographie. Páginas 245-259. 
______ (1994). Un pueblo de la sierra: Grazalema.  Introducción de Honorio M. Velasco Maillo. Edición original: 1954. Título original: “The People of the Sierra”.
______ (2002a). VIII. Fiestas populares de toros [El “Toro de la Vega.” de Tordesillas.] en Revista de Estudios Taurinos Números 14-15 / Homenaje Antropología de la Tauromaquia: Obra Taurina Completa de Julia Pitt-Rivers. Fundación de Estudios Taurinos. Sevilla, 2002.
______ (2002b). XI. Taurolatrías: La “Santa Verónica” y “El toro de la Vega”. En Revista de Estudios Taurinos Números 14-15/ Homenaje Antropología de la Tauromaquia: Obra Taurina Completa de Julia Pitt-Rivers. Fundación de Estudios Taurinos. Sevilla, 2002.